
La Luna de Valencia es preciosa.... pero conoceros mucho más.
Toda una bendición la que hemos vivido estos días con la visita del hermano Ed Siderewicz. Nos ha ayudado a compartir nuestras inquietudes más profundas, a dinamizar nuestra fe, a hablar de sueños compartidos, de volver a las raíces, de Juan Bautista de La Salle, de la Presencia de Dios, del regalo del Espíritu... Cualquiera diría que han sido sólo un par de días. Un par de días que bien se podrían asemejar a sólo cinco panes y dos peces, poca cosa para que los discípulos llenaran doce canastos.
Le despedíamos hoy en la estación con una sonrisa en nuestra boca y sin lágrimas... ¡qué afortunados somos!
"Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que en la persona de Cristo nos ha colmado de toda clase de bienes espirituales y celestiales. Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya" (Ef 1,3-6)
Shemá es un término semítico que significa escuchar, oír, estar a la escucha, disponerse a ella, prestar atención... También es hacerse escuchar, anunciar, proclamar.
Para el pueblo de Israel tener los oídos abiertos y el corazón atento era la primera exigencia para que las enseñanzas fueran fructíferas.
Con el nombre de “Shemá” queremos manifestar nuestra actitud de escucha de Dios y la proclamación de Dios como única fuente de la vida, no aceptando más que su voluntad, para llegar a ser imagen suya, imagen de su Amor.
Con “Shemá” queremos manifestar nuestro reconocimiento de Dios como único Señor de nuestra vida, que interviene en ella liberándonos de toda esclavitud, convirtiéndola en Historia de Salvación por el seguimiento de Jesús.