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sábado, 14 de abril de 2012

lunes, 9 de abril de 2012

O sea, imperativo del verbo alegrarse.  Era el saludo radiante con que se dirigía Jesús a las mujeres que habían ido con perfumes al sepulcro (Mt 28,9), imperativo evidentemente extensible a todos los que constituimos la familia del Resucitado. Hay que reconocer que resulta raro que sea una exhortación tan poco frecuente aún en ciertas...